Es la energía vital que lo rodea todo, que impregna la naturaleza y a las personas. Nuestro ki interactúa con el KI del universo. En el ser humano, los órganos, las emociones, los pensamientos, las actitudes, son todas formas de Energía Vital.
En todas las culturas aparece: los chinos lo llaman CHI, los antiguos latinos ANIMA, los antiguos griegos GNEUMA, los hindúes PRANA, los musulmanes BARAKKA, etc. El legendario Mushashi lo llama en sus escritos KOKORO, el “espíritu de todas las cosas”, y se refería a una sensación que los grandes guerreros de la época compartían y dominaban.
Por medio de la práctica del karate buscamos el dominio y el control de esa energía y la exteriorizamos por ejemplo mediante el grito o Kiai. Es la energía que nos hace mover los músculos. Mediante el karate aprendemos a dirigir nuestras acciones físicas generando movimientos precisos y potentes y a la vez a percibir el KI del oponente.
Los antiguos maestros japoneses decían que era necesario cultivar la agudeza del KI, y dejarse guiar por ella. Cuando dos grandes maestros se enfrentaban empezaban luchando a través de sus KI; eso se manifestaba a través de leves movimientos del cuerpo. Cuando dos kendokas luchan, a los ojos de los espectadores se ve solo a dos guerreros inmóviles mirándose quietos. Sin embargo están luchando: el KI de uno interfiere al del otro. Sin embargo el enfrentamiento “físico” es breve: apenas un par de movimientos y uno de ellos es derrotado. Esto es porque previamente han luchado largo rato a través de sus KI.
De esta forma, abriendo nuestra mente al KI, podemos penetrar en el dominio mental del combate. Si logramos perturbar el KI del contrario nuestras posibilidades de vencer aumentarán considerablemente, tanto en karate como en cualquier otra faceta de la vida.
En las últimas décadas en Occidente se ha tratado la teoría de la Bioenergía, desarrollada a principios del siglo XX por el Dr. Wilhem Reich, quien explicaba que los patrones musculares se podían explicar desde el punto de vista de una energía vital.
Hoy día, y dado que el KI es una energía, se han realizado los primeras pruebas de medición. Al estar condensada en la forma de envoltorio bioeléctrico definiendo un cuerpo vital es susceptible de ser medida con los medios técnicos adecuados como la cámara Kirlian u otros detectores de campos de partículas de alta frecuencia.
Lo que la ciencia empieza a entender, Mushashi ya lo explicaba hace 500 años…